miércoles, 22 de diciembre de 2010

Ansias de huir.


Su amor por él comenzaba, de algún modo, a desaparecer. Ella se preocupaba, pues casi un año de relación no es fácil llevarlo bien. Él, despreocupado como es, ni se enteraba de cómo lo estaba pasando, de echo nadie sabía como ella lo estaba pasando, pero él, su chico, ni se lo notaba, ¿cosa rara verdad? Pues él no lo notaba, o hacía como si no lo notara, ella tenía regalos para él, guardados en su casa, por los que él ni siquiera se había preocupado, ella se los había comprado con todo su cariño, como había echo hasta entonces, pero como él pasaba de ella ni se molestó en pensar porqué ella ya no le regalaba nada. A ella eso le molestaba, mucho, tanto que al final optaba por no comprarle nada, y se rayaba, no quería dejarlo porque ella lo amaba, pero no podía vivir de esa manera, necesitaba sentir el cariño de alguna persona, necesitaba que le mimaran, que la besaran apasionadamente y que le hicieran caso, pero nada, no sabía que hacer, lo único que ella quería era escuchar música, música pop, música maquinera, música cualquiera, música al fin y al cabo… Escuchar música y correr, correr muy lejos, con todas sus fuerzas, escapar de la realidad, correr con sus cascos puestos y escapar a otro mundo al ritmo en que la música la llevara, llegar a un destino no escrito en donde sus sentimientos no tuvieran repercusión en su alma, llegar a un lugar donde su corazón fuera de hierro y su mente le ayudara a pensar en como actuar, un lugar donde pudiera abocar sus recuerdos y pensamientos más absurdos, deseaba coger un billete de tren sin destino y sin vuelta, quedarse perdida por el mundo. Quería que nadie la recordara, que todos le hicieran caso y pasaran de ella, sentir que hacía falta en la vida de la gente, pero que nadie la necesitaba, así quería sentirse, adorada y despreciada al mismo tiempo. Quería comer, comer mucho, comer hasta reventar, así ella era feliz, aunque luego se encontrara mal, ella era feliz, con solo un poco de chocolate, dulces o cualquier cosa comestible, ella era feliz.

Un día, pensó que no podía aguantar más y, como su chico se iba de viaje, decidió no hacerle caso, pasar de él a ver si éste le llamaba, o simplemente, se interesaba por ella.
El día que él se iba, quedaron un rato, un rato corto, más bien, fue una despedida, ella le deseó un buen viaje, él le dio las gracias, a la hora del despido… Todo normal, él ni se inmutó en besarla, ella le besó, pero fue un beso corto, él se extrañó, pero no le dio importancia, y se embarcó rumbo a Italia donde le esperaban dos largas semanas.
Los primeros días, el dolor que la chica sentía era insoportable, pero a medida que pasaba el tiempo, su angustia cedía, aunque en Italia las cosas no iban así, él cada día que pasaba sufría más y más, hasta que tuvo que llamarla, ella, fue a ver su móvil, vio que la llamaba y rápidamente se lo cogió, hablaron sobre como lo estaban pasando ambos, en ambos casos mentían, él decía que estaba bien, pasando buenos días y que nada como en Italia, ella, en cambio, solo le decía que lo echaba de menos.

Al volver él de sus vacaciones, ella no tenía ganas de verlo, él estaba ansioso por besarla y la llamó, ella le dijo que ya quedarían mañana que tenía mucho trabajo por hacer y entraban al instituto dentro de poco, él asintió a regañadientes, pero asintió, al día siguiente quedaron, él le había traído muchas cosas de regalo, ella solo una, una nota en la que le decía simplemente, ‘’Adiós, siempre te he querido y siempre te querré’’  la chica se fue del país con sus padres, y él nunca supo nada más de ella y cuando el fin de sus días llegó solamente pidió una cosa, que lo enterraran con unos detalles que se había traído de Italia.

1 comentario:

  1. Pedro me has fet hasta plorar!!
    cuanta rao té el que has escrit,hi ha vegades que no vols donarte conter de les coses que estan pasant, pero a la fi tot repercutix, i avans o despres et dones conte.
    bss

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